Como Fundación, estamos convencidos que podemos ser, todas y todos, artesanos de paz.
Para alcanzar el sueño de vivir en armonía, es necesario abrir el corazón para escuchar el sentido sagrado de la dignidad y el respeto por la vida.
No sólo hablemos, también escuchemos a quien está necesitado, a quien nos pide auxilio, a quienes se ven solos en una violencia que fragmenta.
Apoyemos a las víctimas a ponerse de pie, y una vez que comiencen a caminar, estaremos en ruta de un país más justo.
La paz social es un trabajo continuo que demanda la participación de todas y todos para heredar a las futuras generaciones una cultura de escuchar al otro y de moldear con nuestras manos y trabajo, el gran arte de vivir felices.